sábado, 3 de mayo de 2008

Xangó. El guerrero conquistador


Xango era un hombre fuerte de color negro, simpático, atrayente y conquistador.


Le gustaba mucho pasear por las tribus, conquistando y apoderándose de las mujeres de los otros.


Un día de sol abrasador él iba pasando por un lugar y encontró a Obá arrodillada, pidiéndole a su Dioses que mandaran lluvia. Xango, atrevido como el solo, forzó a Obá y vivió con ella.


Ella era vieja, pero muy bonita, amorosa y recomendable a todos el amor de aquel varón; pero Xangó era joven, lleno de vida y enseguida se aburrió de Obá.


Una noche que la vieja, descendiente del cielo se adormeció, amenazaron con las cóleras de Orixala, Xangó huyó y comenzó por el mundo una vida de placeres y luchas.


En cada rincón aparecía un enemigo, en cada tribu una guerra. Xango corrió por todos los sectores donde las víboras suspendían las cabezas escamosas, llegó a limpiarse el sudor del rostro con su vara de fuego, diciendo con desesperación: BABA LORO, MI BA MI O, OH, padre de mi cabeza, ayúdame.


Cierta vez él llego a una aldea, todo andrajoso, con el rostro herido y perseguido por una tropa de guerreros, cuando la reina Oxum ordeno que lo llamaran al palacio. Cuando el llegó se quedó admirado, el palacio era enorme y todo de cristal líquido. El Sol, con sus rayos de luz, iluminaba todo el palacio con colores extraños, era un verdadero paraíso.
Adentro, la línea reina Oxum sonreía con su más dulce sonrisa.


Xango, eres muy valiente, dijo ella. Me gustas mucho. Ven a vivir conmigo aquí en este palacio, que desde ya te pertenece.


Xango que es muy desconfiado y prudente, preguntó: ¿Quien es usted?


Soy Oxum nieta De Oba, descendiente de los Orixalas.


Xango pensó, de pie ante la puerta, sin querer entrar. Oxum eres muy bonita, pero eres nieta de Oba, la vieja que me persigue con sus hechizos. Veo que no me quieres mal, pero solamente entro si mandas abrir una puerta en los fondos de este palacio...-Oxum extendió el brazo y en los fondos del palacio cayó una cortina de agua, y Xango vio el bosque oscuro. En esto, él fue entrenado, diciendo a Oxum: Eres buena. En este momento también fueron llegando los enemigos, y con recelo de que Xango se hubiera ido, fueron a consultar a los Babalaos, de los cuales el mas joven, de nombre Kankanfo, era tan sabio que todos los orixas lo respetaban.


Los babalaos hicieron y ataron un Oxe, escultura de gemeleiro, para mostrar que Xango no se había ido, los guerreros invadieron el palacio cuando se encontraron con el Oxé, salieron todos gritando: El rey no se ahorcó.


Vamos, a la guerra. Fue cuando oyeron un enorme trueno, y Xango, en un relámpago de fuego apareció gritando: EMI XANGO, OBA ATI BABA INA (Yo soy Xango, el rey y padre del fuego). Xango ya era un Dios, los guerreros se quedaron estáticos, con las armas en las manso, sin poder hacer nada.

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