martes, 11 de diciembre de 2007

LA MUJER EN LA REGLA OCHA
Una mirada de género
Daisy Rubiera Castillo

Analizar con perspectiva de género la posición de la mujer en la Regla Ocha o Santería, resulta un reto. En primer lugar, porque en Cuba no se han realizado estudios de género relacionados con esa religión. En segundo lugar, por los prejuicios sexistas que tienen los/as iniciados en esa expresión religiosa, en relación con su identidad genérica y su autoimagen religiosa.

En su apariencia externa se puede pensar que al interior de la misma una iyalocha (santera) y un babalocha (santero) realizan las mismas funciones y desempeñan los mismos cargos. Pero no es así. La mujer iniciada en la santería se encuentra sujeta a una serie de limitaciones y prohibiciones.

Muchas de ellas consideran que la posición que ocupan es la que les corresponde de acuerdo con lo que está predestinado. Otras, nunca se lo cuestionaron y piensan que como siempre fue así, así debe seguir. Unas pocas aceptan el lugar que les "corresponde", con la diferencia de que admiten el contenido discriminatorio que entraña, aunque sin proponerse un cambio de valores que implique la transformación de esa situación.

Tanto para las iyalochas y los babalochas, corno para los bábalawos, la posición que ocupa la iniciada está prescripta en los mitos que acompañan el cuerpo literario de Ifá, que es donde se encuentra todo lo relacionado con la Regla Ocha.

Para conocer, lo más aproximadamente posible, la situación que ocupa la mujer fue necesario, además de entrevistar a inicia­dos/as y babalawos para saber su opinión al respecto, realizar un análisis de contenido de la mitología correspondiente.

Pero ese análisis no es posible sin entender primero la importancia que tienen los mitos en la Regla Ocha. Sin conocer que hacen referencia a la creación del mundo, de los hombres, de las mujeres, y de todo cuanto existe. Que reflejan la llegada de los/as orichas a la tierra. Cómo se desenvolvieron. Sus peripecias en torno a las relaciones entre ellos/as y la vida orgánica e inorgánica en lucha por la subsistencia y el poder durante la evoluciónde la tierra, y que ofrecen también una visión global de los procesos de la sociedad en que supuestamente se desenvolvieron las deidades.

Con una intención moralizadora el personaje central de los mitos puede ser una persona, un animal o una planta. En ellos también se encuentra el origen de ceremonias, ritos, tabúes, etcétera.

Esas narraciones, además de reseñar usos, costumbres, flora, fauna, asociaciones del hábitat originario, reflejan una sociedad patriarcal en la que el recuento es, fundamentalmente, el del quehacer masculino, donde el hombre detentaba el poder y en el que la posición de la mujer era de subordinación al varón.

En los mitos se encierran las normas de conductas establecidas por los/as antepasados/as(2), las que deben ser aceptadas y respetadas por los/as creyentes.

De igual manera resulta indispensable conocer el importantísimo papel que desempeñan los Oddu, los cuales representan "la explicación del mundo en la religión yoruba. Cada Oddu explica parte de él. La vida en el mundo se encuentra en ellos. Su integración total es el Oráculo de Ifá".(3) Se consideran marcas, signos, energía y esencia que lleva implícita la sabiduría y el conocimiento del mundo yoruba.

Los Oddu de Ifá son dieciséis Meyis (dobles) con los que se pueden hacer doscientos cincuenta y seis combinaciones. La mitad de ellos son masculinos y la otra femeninos. Su contenido se expresa a través de lo que nace y lo que marca cada uno de ellos. Lo que fue asignado para cada sexo.

Los Oddu masculinos representan, entre otras cosas, la cabeza de la tierra, la fuerza, la rudeza, la justicia, la ley, los rayos del sol, etc. Los femeninos, el sacrificio, las cosas vanas, la esclavitud de las mujeres, la desesperación.

Cada Oddu, luego de una descripción del signo como tal, se acompaña de uno o varios patakines o mitos, que cumplen un papel determinante en el proceso de la adivinación, en el que a través de un/a intermediario/a que cumple la función de ser especialista en ese sistema adivinatorio, los/as orichas" conjuntamente con los/as antepasados/as pueden establecer comunicación de forma directa o indirecta con sus devotos/as.

La función principal de la adivinación es la de predecir el futuro, reforzando la idea entre los/as creyentes, de que el cumplimiento de lo orientado por sus fuerzas protectoras, les permitirá erradicar las dificultades que pueden encontrar en su vida diaria.


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