martes, 11 de diciembre de 2007

Pataki del Obbi

Olofi que había visto en Obbi un personaje justo, sin orgullo ni pretensiones o vanidad, lo había situado en lo más elevado de la palmera, y le puso tanto su alma como su cuerpo todo de blanco. Como Elegguá siempre fue el verdadero mensajero de Olofi, éste lo puso también al servicio de Obbi y por eso pudo conocer a todos sus amigos: los ricos, los pobres, los limpios, los sucios, los derechos y los jorobados. Un día Obbi iba a celebrar una fiesta y encomendó a Elegguá para que invitase a sus amigos, pero como éste había visto ya el orgullo y vanidad de Obbi, convidó a los mendigos del pueblo. Cuando Obbi vio su casa llena de tanta gente sucia, les abochornó, por lo que se marcharon; y ante esta acción, Elegguá también se marchó. Pasado algún tiempo, Olofi llamó a Elegguá:-Quiero que me vayas a casa de Obbi - pero Elegguá le cortó:

-Padre, mándeme donde quiera, menos a casa de Obbi

-¿Qué te pasa con Obbi? - A lo que le contó lo sucedido. Olofi para comprobar, se disfrazó de limosnero y cambiando de voz, le llamó. Cuando Obbi vio a aquel hombre tan sucio le dijo:-¿Usted no podría haberse vestido mejor antes de venir aquí? ¿No ve que su traje puede manchar el mío?- y dio la espalda al limosnero.

Al andar tres pasos, Olofi lo llamó fuertemente, con su voz natural, y cuando Obbi sorprendido alzó la vista, se vio frente a Olofi, que se había transformado al natural:-Perdóneme, papá...

-Obbi, tú eras el más limpio que yo había creado, por eso tu cuerpo y tu alma son blancos por dentro y por fuera; y ahora te llenas de vanidad. Maldiciendo te digo que mientras exista este mundo, tu seguirás siendo blanco por dentro, pero negro por fuera, y andarás siempre rodando por el suelo como castigo.

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