martes, 11 de diciembre de 2007

PRESENCIA DE LA MUJER EN LA MITOLOGÍA

Según la mitología, cuando los/as orichas bajaron a la tierra trajeron prescripto, además de su aché, los roles que debían desempeñar de acuerdo con los sexos. En tal sentido, a las deidades masculinas les correspondió la creación del ser humano, el conocimiento de los secretos del hombre y de la mujer, conocer el trabajo de las/os orichas, el poder de la vida y de la muerte, abrir y cerrar los caminos, dominar los secretos del monte y de los poderes curativos de las plantas, sustituir la mala suerte por la buena y viceversa, provocar la guerra y la destrucción, en cuyo desempeño los orichas reflejaron competencia, eficacia, fortaleza física, rudeza, violencia y ejercicio del poder, características propias de los patrones tradicionales de la masculinidad.

Sin embargo, los roles asignados a las orichas fueron: mensajeras de Olofi, tejer jamos y cestas para los pescadores, fabricar jarras de barro, enseñar, repartir limosnas, comercializar, conceder hijos/as a las mujeres estériles y, fundamentalmente, la coquetería, la sexualidad y la maternidad, vinculados todos a los patrones de la feminidad de la cultura y la sociedad yoruba tradicional.

Entonces no es de extrañar que en la mitología correspondiente el liderazgo siempre se relacione con el hombre. Que sea el varón quien desempeñe la inmensa mayoría de los roles de autoridad y de dirección, y por tanto, la mujer no sea más que una imagen de la construcción social de su presencia en términos patriarcales o, una proyección de la realidad masculina.

La presencia femenina en la mitología se ve reflejada, mayoritariamente, en términos genéricos, es decir, se hace referencia a la mujer o las mujeres. Un fragmento de un mito del Oddu Osa Oddi nos servirá de ejemplo:

Hubo un tiempo en que las mujeres cuando se casaban tenían que ir siete días al río a cargar agua, pero había una muchacha que decía a sus amigas que si tenía que ir a cargar agua al río prefería primero que el río se la tragara...

En ese sentido aparece en mayor número que el de hombres, debido a que en los mitos se hace referencia a ellos en términos de condición, ocupación, parentesco y/o personaje. Ejemplo: oba o gobernador; labriego o campesino; padre, hijo; Changó, Odudua, Ogún, etcétera, lo cual ejemplificaremos con el segmento de la historia Iwori Yekun siguiente:

En un pueblo había un gran osainista y a su casa iban muchas personas a mirarse y resolver sus problemas. Un día llegó una mujer muy linda y hermosa procedente de otra tribu y el osainista quedó profundamente enamorado de ella por lo que se le presentó a su Osain para ver si este la aceptaba como compañera de él. Pero este dijo que no porque esa mujer no le servía para su hijo. Todo esto lo hizo el osainista sin saber si aquella mujer si fijaría en él...

En términos de ocupación, en la mitología se refleja la limitada esfera en que se desenvolvió la mujer. En las pocas ocasiones en que aparece como protagonista, el papel desempeñado por ella no era muy significativo. En una gran cantidad de mitos en que la encontramos, su rol es definido en términos androcéntricos por su relación con los hombres. Ejemplificaremos con la historia que aparece en el Oddu Iroso Bara:

Yemayá era obiní (esposa) de Orichaoco y este mandó a Changó a que se la cuidara mientras él estaba ausente. Changó fue a cuidarla y a los pocos días se la durmió. Enterado Orichaoco, se puso furioso y le declaró la guerra a Changó.

En las narraciones o historias analizadas se refleja, fundamentalmente, la experiencia de los hombres a través de lo que consideranmás destacado: la creación, las guerras, la lucha por la supervivencia,como veremos en el mito del signo Ogunda Iwori siguiente:

La hija de Olofi tenía seis enamorados, pero no sabía con cuál quedarse, porque uno venía con perlas, otro con piedras preciosas, y otro con oro, otro con dinero, otro con grandes entorchados y otro con ñame; donde resultaba que el que traía el ñame era el más humilde y ese era Orula. Después de meditarlo mucho la princesa, le dice el padre que si ya ella había elegido entre sus pretendientes, contestándole ella que no había podido escoger entre los cinco primeros, que eran los que mejor venían; contestándole Olofi que le daría, la pauta a seguir (el subrayado es mío) y que era la siguiente, que ella se diera cuenta que todo lo que traían los cinco primeros no era más que fantasía, mientras que el último se veía que era el que traía un mejor pensar, puesto que traía la comida para que a ella no le faltara y así fuecomo Orula se llegóa casar con la hijade Olofi. En los mitos analizados, además de ínfima, la importancia de la representación femenina es minimizada, salvo en las poquísimas ocasiones en que aparece en el desempeño de un rol protagónico.

La lectura de cerca de un millar de mitos nos muestra claramente que los personajes femeninos no están excluidos de lo que pudiéramos llamar el recuento mitológico; pero están representados en un porciento muy reducido en relación con los masculinos.

Tanto en la mitología yoruba, como en la adaptada a la realidad cubana, género y clase están presentes. De igual manera son concurrentes a la práctica religiosa. En ambos casos su contenido posibilita la reproducción, transmisión y reafirmación de la visión sexista de la Regla Ocha.


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