domingo, 9 de diciembre de 2007

DE CÓMO SHANGÓ Y ELEGUÁ SALVAN A ORULA Y ESTE SE HACE DUEÑO DE IFÁ Y DEL TABLERO PARA ADIVINAR

Orula estuvo enterrado hasta los hombros al amparo de una ceiba, porque nació después de un juramento que hizo Obatalá de no tener más hijos varones.

Al pasar los años, el anciano rey perdía la memoria y la adversidad lo perseguía. Shangó insinuó que el origen de aquellos males era sin dudas el enterramiento de Orula.

Y que puedo hacer ahora? –preguntó Obatalá- Orula está en manos de Olofi. Yo mismo lo enterré vivo, bajo una ceiba”.

Pero el anciano dios ignoraba que Eleguá lo había seguido y había visto que Orula conservaba la cabeza y los brazos fuera de la tierra; que todos los días su madre, Yemá, le enviaba de comer con Eleguá; que la ceiba lo protegía; que Orula vivía preso por el juramento de Obatalá, la palabra (oro) de su padre.

Eleguá le dijo que había visto a un negro colorado, enterrado hasta los hombros en una ceiba.

Shangó intercedió a favor de Orula: Orula, Babami, tiene la gracia de Olofi en su lengua y en sus ojos y puede poner fin a nuestros males.

Obatalá, con ayuda de Eleguá, buscó a Orula y lo desenterró; cortó un pedazo del tronco de la ceiba e hizo un tablero para adivinar; se lo entregó a su hijo Orula, a quien hizo dueño de Ifá y del tablero”.
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