viernes, 7 de diciembre de 2007

BABALAWO

En yoruba significa "padre del saber o de la adivinación". Deriva de “Babá” (padre) y Awó (adivinación).

Constituye la más alta jerarquía dentro de la Ocha, pues son los depositarios del conocimiento encerrado en el Libro Sagrado de Ifá, el más complejo oráculo de que se tenga conocimiento.

El Babalawo es el encargado de entregar los orishas guerreros, primer paso en la consagración dentro de la Santería.

Este sacerdocio impone determinada conducta social y personal, pero lo que más lo distingue es el estudio constante de la naturaleza y el Universo, y sobre todo del Libro Sagrado o Tratado de Oddun, una extensa obra en la que predominan el simbolismo y un intrincado lenguaje esotérico, lo que a menudo vuelve difícil e intrincada su interpretación. De ahí la obligación del Olúo (sabio, como también se le llama al Babalawo) de estudiar a Ifá.

Al Awó acuden los creyentes para resolver todo tipo de problemas (personales, de salud, espirituales, económicos, matrimoniales) pues en Ifá están reflejadas todas las situaciones de la vida y su solución. Una teoría de los adeptos afirma: "ya todo sucedió en el mundo una vez, y fue recogido en el Libro Sagrado. Ahora solo falta la materia o la acción que llene de nuevo, por un instante, el espacio que habitamos".

Al sacerdocio de Ifá se puede llegar después de hacer Ocha o directamente, si así lo dispone el oráculo, y la consagración dura siete días también, aunque con características bien diferentes en los rituales al comparárselos con los del asentamiento del santo o “Kariosha”.

El Babalawo es el único encargado de averiguar al futuro iniciado en Santería el santo que deberá ir a su cabeza, consulta oracular que realiza mediante el ritual conocido como "bajar a Orula", utilizando el fundamento del orisha y no el Opkuele, instrumento que emplea normalmente en los oráculos ordinarios. Esta investigación requiere de gran rigor, pues a la cabeza del nuevo iniciado no debe ir otro santo que no sea el que le corresponde como padre o Alaleyó (angel de la guarda), lo que de producirse ocasionaría serias dificultades en las ceremonias iniciáticas y en la vida religiosa y personal futura del adepto.

La razón de porqué es el Babalawo quien determina el “angel de la guarda”, es tan sencilla como lógica y práctica: el sacerdote de Ifá no es quien lleva a cabo la ceremonia de Kariosha o “coronación de santo”, por lo cual no tiene ningún tipo de inclinación o interés hacia un Orisha en específico; como sí lo pudieran tener algunos santeros inescrupulosos que, a sabiendas de que no pueden coronar ciertos santos (un hijo de Changó no puede coronar a Oshún, por ejemplo), sin embargo se aprovechan de los neófitos para imponerles un santo que no les corresponde, sólo por el beneficio material que esto le puede traer al desconsiderado “padrino”.

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