domingo, 9 de diciembre de 2007

Égungun: divinidad de los antepasados
Escrito por Eshu Omó Iré

Este orisha, conocido como el espíritu de los antepasados, es llamado también Eggun, los padres difuntos, el muerto, o Ara Orun: el ciudadano del cielo.

El espíritu de los antepasados se materializan en Égungun. Este es la encarnación de los espíritus de las personas muertas de quien se cree que ha venido de Orun (el mundo espiritual) a visitar a sus hijos; es por eso que se la llama Ara Orun (el ciudadano del cielo). En esta forma materializada, el Égungun se viste de Ago, un vestuario hecho de telas de diferentes colores y que se cose de manera tal que cubre a la persona de la cabeza a los pies, ninguna parte del cuerpo de Égungun puede ser visible. Se le ponen unos zapatos improvisados que le cubren los pies, y un velo de malla en la cara para facilitarle la visión, pero también para ocultar su identidad. Se le atribuye un tambor, el aberán (machete utilizado en los sacrificios), Alapata y Alate Orun, que son los símbolos del culto a Eggun. El mismo habla con una voz gutural.

Muchos Égungun utilizan diferentes caretas o amuletos que se han puesto negros debido a la gran cantidad de años que han estado en contacto con la sangre de los sacrificios. Se cree que la persona viva que se pone el traje de Eggun de la familia, también adquiere los poderes espirituales de los antepasados que representan.

En esta forma materializada, el Eggun puede hablarle a los vivos y rogar por ellos. también se le rinde todo el honor y respeto que se le debe rendir a tan majestuoso visitante del cielo. A las mujeres y a los no iniciados les está prohibido acercársele y a los hombres que se le enfrentan deberán quitarse el sombrero y los zapatos, y postrarse. En días pasados , tocar el Égungun significaba la muerte para los no iniciados.

El espíritu de un antepasado en particular, puede invocarse para que asuma su forma material, aparezca solo, y le hable a los hijos vivos y a las viudas, dándole la seguridad de la atención espiritual y las bendiciones que ellos deseen. En ocasiones festivas se pueden llamar a los espíritus de todos los antepasados, quienes bendicen a los vivos y reciben ofrendas. Esta fiesta anual de los Égungun, se describe como la fiesta de todos los difuntos de los Yorùbás. En estas fiestas se pueden ver diferentes tipos Égungun, incluyendo el mayor, el travieso, los hijos de Égungun y el Égungun Alago, quien lleva puesto el sudario de una persona en particular.

Esta fiesta anual en honor a los antepasados, es en muchos lugares, el acontecimiento más importante del año y señala el inicio de la nueva temporada del ñame, por lo que los antepasados que han trabajado en el pasado con la tierra, deberán recibir los frutos agrícolas antes que cualquier otra persona.

Las ceremonias de la sociedad Égungun se realiza entre los meses mayo y junio, en un festival llamado Ikenlé, una de las festividades más importantes de la cultura Yorùbá y respetada por los demás territorios, debido al poder místico que representa. Este festival dura ocho días y comienza con ceremoniales secretos en donde sólo participan los sacerdotes de Égungun, cuyo máximo representante recibe en nombre de Alagba, que es asistido por otros de menos rango llamados Alaran, Ejorun y Aken.

Con relación al Égungun, se debe mencionar que siempre que en un pueblo o aldea se produzcan calamidades terribles y exista la necesidad de ofrecer un sacrificio propiciatorio, la practica común es que un Égungun lleve el sacrificio prescrito al lugar adecuado en medio de la noche. La idea que existe con relación a esto, es que los antepasados están cerca de la divinidades por un lado, y de sus hijos vivos por el otro, por lo que fácilmente pueden interceder con las divinidades enfadadas en nombre de sus descarrilados y arrepentidos hijos.

Para algunas personas el culto de los antepasados puede parecer burda superstición, pero esto no es así, la verdad del asunto es que lo Yorùbás , al igual que otros grupos étnicos africanos, lo utilizan como un modo de protestar contra la muerta. Este culto responde al rechazo humano de reconocer que con la muerte termina todo, y al deseo de sobrevivir, que son razones que están muy arraigadas en la naturaleza humana.

Es de señalar que al igual que Obbatalá, Shangó, u otro orisha, Égungun también es una deidad, un orisha y no la muerte como muchos piensan.

Este orisha rechaza la tela de color rojo, sus sacrificios y ceremonias se hacen en el bosque, se le ofrecen nueces de kolá, ginebra, chivos, chivas, gallos, gallinas, palomas, aceite de palma, panes de maíz, frijoles, maíz cocido, vino de palma, pimienta de guinea, entre otros. La planta que le corresponde es la conocida como mar pacífico, con ella también se prepara un refresco para brindar y agasajar a Eggun.
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