domingo, 9 de diciembre de 2007

El Culto a una Reina; María Lionza
Escrito por Eshu Omó Iré

El Culto de María Lionza es una manifestación genuina de sincretismo de elementos mágico religiosos que ocurren en tierras caribeñas. Convergen en este culto simbólicamente los tres grupos étnicos existentes en Venezuela: la figura de María Lionza español ; del indio Guaicaipuro indígena ; y del negro primero, Pedro Camejo africano.

El lugar de origen del culto se encuentra en la Serranía de Sorte en el Estado de Yaracuy, Venezuela. Se supone que la esencia de este culto haya sido la devoción a las fuerzas de la naturaleza, de los espíritus de los ríos, cuevas y selvas, por lo que difiere notablemente de la expresión actual del culto que hoy tiene lugar en Venezuela, Colombia, Puerto Rico y República Dominicana. Los restos de practicas indígenas, unido al espiritismo de Allan Kardec, introducido a principios del siglo XX, fue perfilando este culto que ya, por aquel entonces, comenzaba a expandirse.

Cuenta la leyenda que María Lionza era una princesa indígena, quien fue raptada por una serpiente anaconda, dueña de una laguna. Dios castigó al animal, provocándole que se hinchara hasta reventar lo que produjo una inundación que causó la muerte a todos los indios de la tribu de la doncella. La niña se convirtió en la dueña de la laguna, de los ríos, de la selva y de los animales salvajes. Su nombre original se perdió y el de María surge a partir del sincretismo con la virgen. Su espíritu vive en la montaña de Sorte, donde acuden miles de feligreses en busca de milagros. En torno a esta figura se registran varias leyendas que aúnan figuras mitológicas de diferentes procedencias.

El número de adeptos aumenta cada día más. Los fieles provienen de todas las capas sociales y los centros espirituales existen tanto en zonas rurales como urbanas. Es un culto utilitario, sincrético y pragmático que se nutre continuamente de nuevos aportes en beneficio de sus fieles. Si establecemos una diferenciación entre religión y culto, veremos que la religión implica ritos establecidos, templos, jerarquía sacerdotal, catequismos y una mitología bien definida, en tanto el culto, toma en cuenta oraciones y sacrificios religiosos dirigidos en una sola dirección, es decir, a una determinada divinidad. Así, podemos corroborar en el culto de María Lionza que el panteón es variable, los ritos son individualizados y no se ha logrado la prescripción de los de iniciación, la calificación de los dirigentes de centros espirituales, los nombres de los espíritus invocados y las técnicas del ritual.

Algunos líderes han hecho el intento de aunar doctrinas y fundar asociaciones de dirigentes y adeptos, pero no han llegado a un consenso. Han tratado de poner en orden la gran cantidad de espíritus a través de la creación de líneas o cortes; sin embargo, no se ha extendido entre los practicantes. A pesar de que la figura de María Lionza aparece en el centro de cada altar, el número de espíritus invocados ha aumentado notablemente, a tal punto, que son pocos los médiums que tiene preparación para recibir un espíritu tan fuerte como el de la figura central de este culto.

Las actividades mágico religiosas se realizan, preferentemente, los fines de semana en centros dirigidos por bancos, que pueden ser hombres o mujeres. Son autodidactas y su éxito depende de sus conocimientos ritualísticos y su carisma personal. Cada sacerdote establece sus propias reglas. Los médiums llamados materias, reciben a los espíritus en trance provocado por autosugestión, inhalación de humo de tabaco, consumo de alcohol y a veces de droga. Algunos espíritus se manifiestan de manera violenta y el banco tiene que cuidar al médium para que no se lastime. Después de un período de gran excitación, casi todas las materias se calman y pueden comenzar las consultas. Los sacerdotes riegan a los adeptos con aguardiente y soplan humo de tabaco a los médiums para su purificación, quienes, en ocasiones, se sirven de su propia sangre en ritos mágicos y curativos.

La posesión de los fieles por los espíritus es esencial en el culto, cuya influencia indígena en este sentido es más notable. Se puede apreciar analogías, además, con el ritual cristiano y con el kardecismo. Los fieles también tienen la obligación de llevar todos los objetos necesarios para el ritual y a menudo deben pagar precios elevados propuestos por los propios espíritus. Casi siempre se trata de despojos o ritos de purificación con agua, esponjas mágicas, esencias, humo de tabaco, alcohol y velaciones. Estas últimas son las prácticas más conocidas en la actualidad. El paciente, se coloca en el suelo, el banco hace dibujos alrededor de su cuerpo con polvos, luego se encienden velas a lo largo de las líneas de las figuras y se echan flores o sangre de animales sacrificados, o se sopla tabaco o se riega esencias herbales o ron sobre el cuerpo del paciente, según las indicaciones sobrenaturales o las órdenes del banco.

Por otra parte, los altares están decorados con litografías de los principales espíritus invocados y estatuas de la Trinidad venezolana. También se colocan alimentos, velas, prendas, flores, incienso, tabacos, adornos, comidas y vasos de agua. Se utilizan además en la decoración de los altares, crucifijos y la mano del gran poder.

No existen ritos de iniciación propiamente dicho, pero las velaciones sirven para destapar un nuevo médium y para que los espíritus se acerquen con mayor facilidad. A veces se lava la cabeza de un futuro médium con cocciones de hierbas. Para realizar trabajos importantes suelen organizarse peregrinaciones algunas veces al año, especialmente, en Semana Santa o el 12 de Octubre, el Día de la Raza.. Estas celebraciones estarán en dependencia de las particularidades de los adeptos que las realicen.

María Lionza, en la creencia popular, es una divinidad indígena. Sin embargo, en un momento, la foto de una sacerdotisa blanca apareció en litografías representando a la divinidad, de manera que hoy representa la raza blanca en la Trinidad venezolana. El dictador Pérez Jiménez mandó a construir un monumento en Caracas, en los años 50. La divinidad está representada por una doncella indígena desnuda montada en una danta. Los adeptos suelen depositar cartas de petición, flores y coronas al pie de esta estatua monumental.

El Culto de María Lionza, síntesis de elementos mágico-religiosos de diferentes culturas, aumenta cada día el número de fieles, no sólo en Venezuela, sino también en Colombia, Puerto Rico y República Dominicana. El carácter utilitario del culto le proporciona a los fieles, soluciones a sus problemas espirituales y materiales, al menos aparentemente, de manera que este movimiento religioso adquiere arraigo popular.
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